¿Qué Dice la Biblia sobre un Buen Atleta de la Fe? | Enfoque, objetivo y dominio.
Toda la vida de un cristiano es como una carrera que tiene
obstáculos e inclusive en ese rumbo puede existir cierto agotamiento, puede
haber dolor, malos pensares sobre detenerse. Sin embargo, la Biblia misma nos
muestra cómo debe ser un atleta de la fe, de la verdad, del evangelio. Ya que
existe el conocimiento previo y la necesidad de culminar la carrera de forma
exitosa.
El apóstol Pablo por inspiración del Espíritu Santo da una
gran enseñanza a los hermanos en Corinto y en estos tiempos a mí, tema que ha
retumbado fuertemente en mis oídos y en mi mente para hacer lo que es agradable
delante de Dios.
Ya que tengo el deseo de ser un buen atleta y espero en el
amor de Dios que cualquier lector pueda serlo también.
El apóstol Pablo menciona lo siguiente: “¿No
sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno
solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que
lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona
corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera
corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el
aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo
sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.” (1 Corintios
9:24-27).
En este pasaje de la escritura encontramos a Pablo dando una
ilustración con los juegos olímpicos que se realizaban aproximadamente cada dos
años muy cerca de Corinto, donde cada atleta se preparaba fuertemente. Este
evento era muy popular en aquel momento.
Dado que era parte del conocimiento de aquella época se da
una enseñanza muy relevante para todo el cristiano y de aquí quiero compartir
tres características que el texto nos muestra para ser un buen atleta de la fe.
Compite con un buen enfoque:
La palabra enfocado tiene que ver cuando nosotros centramos
nuestra atención hacia algo en específico. En el pasaje encontramos el concepto
de una forma muy clara. Cuando competían en el estadio poniendo una ilustración
cuando aquella persona en el punto de partida está centrada, mirando hacia un
objetivo. Pero en las competiciones aquí en la tierra o en el pasaje muestra
solo uno gana.
En el ámbito espiritual, Pablo menciona el enfoque que cada
uno debe tener expresando de forma imperativa, siendo un verbo presente y
activo. Todos podemos ganar, pero el enfoque es que corra con el objetivo de
ganar. Estar enfocados o ser atletas con un buen objetivo y aquí es estar
corriendo para recibir el premio.
Podemos considerar que un buen enfoque es cuando el objetivo
es con convicción aún cuando hay adversidades. ¿Cómo cuáles? Un buen enfoque es
cuando seguimos en la carrera aun con las dificultades que se presenten en el
trayecto. Por ejemplo en (Hechos 9:20-35), Podemos ver al escritor de esta
carta en su inicio; había dificultades.
Cuando Pablo pasó de ser un perseguidor, un blasfemo y un
injuriador de los cristianos, a ser un cristiano y después de cierto tiempo
vemos que enseguida fue a predicar. Algunos tenían incredulidad por su pasado,
unos buscaban matarle. En el cristianismo unos se apartaban por temor, pero aun
así él se esforzaba. Había un enfoque claro en él.
Pablo es un ejemplo desde inicio a fin como cuando dice: “De
los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he
sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio;
una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en
caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de
los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en
el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en
trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en
frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada
día, la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién enferma, y yo no enfermo?
¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno? (1 Corintios 9:
24-29).
También podemos considerar que un buen enfoque es cuando
compito no por tener rivalidad con mis hermanos, sino porque me enfoco en el
premio. La competición aquí en el cristianismo no es con mis hermanos, no es
ver quien es mejor que otro, o más santo que otro.
Es conmigo mismo para ser ganador para honra y gloria de
Dios. Si puedo ayudar a otros lo hago pero debo enfocarme en ser un ganador. No
por encima de otro o creerme mejor que otro o menos. La rivalidad no es el
enfoque, es llegar a obtener el premio.
Tengamos una buena perspectiva y enfoque personal, aunque
exista la crítica sobre uno o por nuestro avance, debemos saber que cada uno
corre la misma carrera, pero muchas veces con diferentes obstáculos y el único
que nos premiará es Dios, nada más. Aunque existan personas que no tengan
suficiente madurez o credibilidad hacia usted y no quieran verlo correr…
Manténgase enfocado en su carrera personal.
Compite con un buen objetivo:
Una palabra que el texto nos da es “la meta” que está
muy especificado, quizás exista cierta similitud en lo mencionado
anteriormente. Póngase a pensar que muchos cuando compiten no prestan atención
a la meta. Sino que su meta llega a ser muchas veces en pensar en lo
material.
Obtener un beneficio como el dinero. Como que alguien llegue
y quiera ser un heraldo del evangelio pero lo haga por ser remunerado.
Un buen objetivo también es cuando se hace sin buscar
renombre, resaltar, por tener reputación. Ser conocido por el mundo, por los
demás hermanos.
Tener alto prestigio ¿Es esa la idea de ser un atleta en la
fe? No, esta carrera espiritual no consiste en nada de eso. Servir a Dios es
honorable y cada oficio… Pero quien recibe la honra es Dios. Si hay algo que
recibimos y debe ser la razón, el objetivo y la única meta por la cual estamos
en esta competición.
Un buen objetivo es cuando nuestra competición es para
recibir el premio de la corona de vida eterna. No hay mayor ganancia que la
salvación, ser aprobado por Dios para la eternidad.
No la aprobación de los hombres, aquí todos somos humanos y
somos juzgados bajo el mismo estándar… Es el de Dios. De nada sirve ganar al
mundo y perder nuestra alma (Mateo 16:26-28). Debo agradar a Dios primeramente
sabiendo que él conoce las intenciones más profundas de nuestro corazón.
Compite con un buen dominio:
La idea de este pasaje es alguien que de forma continua
tiene dominio de sí mismo… Pablo dice “golpea mi propio cuerpo” en el
texto base. Esta palabra es de alguien que va a subyugar su ser. Va a ser
estricto. Esto da entender que requiere una disciplina personal muy
fuerte.
Pablo era una persona muy disciplinada desde antes del
cristianismo, en el judaísmo y ahora en su vida cristiana sabía muy bien como
Abnegarse, limitarse o abstenerse para estar en forma y no incumplir las leyes
que lo podían descalificar de esta carrera espiritual como un atleta de la fe.
Por ejemplo: aquí un buen dominio es aquel que es amo de su
cuerpo. Ser severo con nuestra conducta es lo que Dios quiere que hagamos. El
apóstol Pablo había aprendido a contenerse ante lo más fuerte, se había
fortalecido. Su destreza mental, emocional, espiritual y física ha sido muy
ejemplar. Inclusive tenía siempre presente aquello de su pasado pero no para
mal hacia él u otros.
Todo quedó atrás, pero puedo y puede ser utilizado para
traer una enseñanza o en pro de la verdad que de hecho fue un modelo del
alcance de la misericordia de Dios (Hechos 22, 26; 1 Timoteo 1:12-16; 1
Corintios 15: 8-10).
Lo que aprendemos es a no hacer que los malos deseos, los
malos pensamientos, la mala gestión de las emociones, o el cuerpo sean amos de
nosotros, Seamos el amo de ellos y sometamos nuestro ser. Si competimos, no
seamos nuestros propios rivales. Conduzcámonos a la victoria.
Si tenemos que conocer cómo funciona nuestro cerebro y cada
parte de nuestro ser para saber más y cómo gestionar de forma adecuada nuestro
cuerpo, Hagámoslo. Podemos conseguir ayuda, pero nadie va a hacer lo que
corresponde a cada uno. Yo estoy convencido que Dios siempre pondrá los medios
para poder tener una buena preparación y estar saludables.
Ahora, tampoco sirve cargar peso de más o algo que me impida
avanzar. Necesita hacer un reconocimiento de aquellos estorbos que me impidan
avanzar bien, ya sea algo que haga que me desaliente y no me haga estar estable
o aquello que me separa de Dios. (Hebreos 12:1-2).
El ser atleta de la fe conlleva todo un entrenamiento para
ganar, Pablo muestra que no hay que hacer esfuerzos a medias, sino esfuerzos
para ser un ganador. Pues, ¿De qué sirve entrenar a otros atletas si uno no
gana el premio? Debemos tener siempre en mente: Triunfar en la fe, es no ser
descalificado al final, si no obtener la vida eterna que es nuestra corona
incorruptible. Hay que tener cuidado porque la salvación se puede perder.
Para cerrar este artículo, permítanme decirle que en aquella
época en las olimpiadas se llevaban a cabo un entrenamiento de 10 meses para
competir aproximadamente. Nosotros debemos llevar un entrenamiento todos los
días, y competimos todos los días hasta que llegue el día en que obtengamos
nuestro galardón.
Hermano si en los obstáculos se tropezó, levántese, límpiese
el polvo y siga corriendo. Tome estos ejemplos de la Biblia. En (Hechos 9:5),
vemos a Saulo dar coces contra el aguijón, estaba corriendo para el otro lado y
se calló al suelo y tuvo que levantarse y correr en la dirección correcta,
después de consentir en la muerte de cristianos, un blasfemo, perseguidor de la
iglesia e injuriador.
Apolos fue un hombre con mucho conocimiento pero en un
momento se estaba equivocando y enseñando a medias la verdad y fue corregido,
aquí lo vemos corriendo a medias, pero se enderezó, y siguió la carrera (Hechos
18:24-28).
Vemos a un Marcos nombrado en (Hechos 15:38), como alguien
que desertó una misión y luego vemos que fue de gran utilidad en el Ministerio
para Pablo (2 Timoteo 4:9-11). Aunque hay veces que suelen existir desertores y
nunca vuelven a la carrera como Demas que amó más el mundo (2 Timoteo
4:10).
Pedro un hombre ejemplar y humilde, pues era humano y en
varias ocasiones lo vemos en medio de la carrera ir con prisa o tropezar. En
(Mateo 26: 69-75), lo vemos negando a Jesús, tres veces… Luego enderezó su
camino y siguió la carrera.
Nosotros vemos a un Pedro siendo exhortado públicamente por
el apóstol Pablo al actuar con hipocresía, había una discriminación al gentil
cuando venían los judíos, puesto que eso era de condenar, osea era pecado.
Pedro hizo algo malo de forma pública y esto pudo dañar a la
iglesia y a otros (Gálatas 2:11-14). Por deducción lógica no solo vemos a un
Pedro humilde y que mostró cambios y actuando de forma espiritual, que no solo
siguió la carrera, sino que continuó sirviendo a Dios y como un anciano (1
Pedro 5:1-4). ¿Qué gran lección bíblica verdad?
Todos ellos y podría mencionar muchos en la historia de la
iglesia que se han limpiado del polvo y han seguido corriendo para llegar a la
meta. Usted y yo también podemos ser buenos atletas de la fe para honra y
gloria de Dios. Que Dios los bendiga.








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