¿Qué dice la Biblia sobre un buen atleta de la fe?

 

¿Qué dice la Biblia sobre un buen atleta de la fe?

Por Steven M. Sarmiento

Toda la vida de un cristiano es como una carrera que tiene obstáculos e inclusive en ese rumbo puede existir cierto agotamiento, puede haber dolor, malos pensares sobre detenerse. Sin embargo, la Biblia misma nos muestra cómo debe ser un atleta de la fe, de la verdad, del evangelio. Ya que existe el conocimiento previo y la necesidad de culminar la carrera de forma exitosa.

El apóstol Pablo por inspiración del Espíritu Santo da una gran enseñanza a los hermanos en Corinto y en estos tiempos a mí, tema que ha retumbado fuertemente en mis oídos y en mi mente para hacer lo que es agradable delante de Dios. Ya que tengo el deseo de ser un buen atleta y espero en el amor de Dios que cualquier lector pueda serlo también.

El apóstol Pablo menciona lo siguiente: ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.” (1 Corintios 9:24-27).


En este pasaje de la escritura encontramos a Pablo dando una ilustración con los juegos olímpicos que se realizaban aproximadamente cada dos años muy cerca de Corinto, donde cada atleta se preparaba fuertemente. Este evento era muy popular en aquel momento. Dado que era parte del conocimiento de aquella época se da una enseñanza muy relevante para todo el cristiano y de aquí quiero compartir tres características que el texto nos muestra para ser un buen atleta de la fe.

 

Compite con un buen enfoque:

La palabra enfocado tiene que ver cuando nosotros centramos nuestra atención hacia algo en específico. En el pasaje encontramos el concepto de una forma muy clara. Cuando competían en el estadio poniendo una ilustración cuando aquella persona en el punto de partida está centrada, mirando hacia un objetivo. Pero en las competiciones aquí en la tierra o en el pasaje muestra solo uno gana.

En el ámbito espiritual, Pablo menciona el enfoque que cada uno debe tener expresando de forma imperativa, siendo un verbo presente y activo. Todos podemos ganar, pero el enfoque es que corra con el objetivo de ganar. Estar enfocados o ser atletas con un buen objetivo y aquí es estar corriendo para recibir el premio.

Podemos considerar que un buen enfoque es cuando el objetivo es con convicción aún cuando hay adversidades. ¿Cómo cuáles? Un buen enfoque es cuando seguimos en la carrera aun con las dificultades que se presenten en el trayecto. Por ejemplo en (Hechos 9:20-35), Podemos ver al escritor de esta carta en su inicio; había dificultades.

Cuando Pablo pasó de ser un perseguidor, un blasfemo y un injuriador de los cristianos, a ser un cristiano y después de cierto tiempo vemos que enseguida fue a predicar. Algunos tenían incredulidad por su pasado, unos buscaban matarle. En el cristianismo unos se apartaban por temor, pero aun así él se esforzaba. Había un enfoque claro en él.  

Pablo es un ejemplo desde inicio a fin como cuando dice: “De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar;  en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno? (1 Corintios 9: 24-29).


También podemos considerar que un buen enfoque es cuando compito no por tener rivalidad con mis hermanos, sino porque me enfoco en el premio. La competición aquí en el cristianismo no es con mis hermanos, no es ver quien es mejor que otro, o más santo que otro. Es conmigo mismo para ser ganador para honra y gloria de Dios. Si puedo ayudar a otros lo hago pero debo enfocarme en ser un ganador. No por encima de otro o creerme mejor que otro o menos. La rivalidad no es el enfoque, es llegar a obtener el premio.

Tengamos una buena perspectiva y enfoque personal, aunque exista la crítica sobre uno o por nuestro avance, debemos saber que cada uno corre la misma carrera, pero muchas veces con diferentes obstáculos y el único que nos premiará es Dios, nada más. Aunque existan personas que no tengan suficiente madurez o credibilidad hacia usted y no quieran verlo correr… Manténgase enfocado en su carrera personal.

 

Compite con un buen objetivo:

Una palabra que el texto nos da es “la meta” que está muy especificado, quizás exista cierta similitud en lo mencionado anteriormente. Póngase a pensar que muchos cuando compiten no prestan atención a la meta. Sino que su meta llega a ser muchas veces en pensar en lo material. Obtener un beneficio como el dinero. Como que alguien llegue y quiera ser un heraldo del evangelio pero lo haga por ser remunerado.

Un buen objetivo también es cuando se hace sin buscar renombre, resaltar, por tener reputación. Ser conocido por el mundo, por los demás hermanos. Tener alto prestigio ¿Es esa la idea de ser un atleta en la fe? No, esta carrera espiritual no consiste en nada de eso. Servir a Dios es honorable y cada oficio… Pero quien recibe la honra es Dios. Si hay algo que recibimos y debe ser la razón, el objetivo y la única meta por la cual estamos en esta competición.

Un buen objetivo es cuando nuestra competición es para recibir el premio de la corona de vida eterna. No hay mayor ganancia que la salvación, ser aprobado por Dios para la eternidad. No la aprobación de los hombres, aquí todos somos humanos y somos juzgados bajo el mismo estándar… Es el de Dios. De nada sirve ganar al mundo y perder nuestra alma (Mateo 16:26-28). Debo agradar a Dios primeramente sabiendo que él conoce las intenciones más profundas de nuestro corazón.


Compite con un buen dominio:

La idea de este pasaje es alguien que de forma continua tiene dominio de sí mismo… Pablo dice “golpea mi propio cuerpo” en el texto base. Esta palabra es de alguien que va a subyugar su ser.  Va a ser estricto. Esto da entender que requiere una disciplina personal muy fuerte. Pablo era una persona muy disciplinada desde antes del cristianismo, en el judaísmo y ahora en su vida cristiana sabía muy bien como Abnegarse, limitarse o abstenerse para estar en forma y no incumplir las leyes que lo podían descalificar de esta carrera espiritual como un atleta de la fe.

Por ejemplo: aquí un buen dominio es aquel que es amo de su cuerpo. Ser severo con nuestra conducta es lo que Dios quiere que hagamos. El apóstol Pablo había aprendido a contenerse ante lo más fuerte, se había fortalecido. Su destreza mental, emocional, espiritual y física ha sido muy ejemplar. Inclusive tenía siempre presente aquello de su pasado pero no para mal hacia él u otros. Todo quedó atrás, pero puedo y puede ser utilizado para traer una enseñanza o en pro de la verdad que de hecho fue un modelo del alcance de la misericordia de Dios (Hechos 22, 26; 1 Timoteo 1:12-16; 1 Corintios 15: 8-10).

Lo que aprendemos es a no hacer que los malos deseos, los malos pensamientos, la mala gestión de las emociones, o el cuerpo sean amos de nosotros, Seamos el amo de ellos y sometamos nuestro ser. Si competimos, no seamos nuestros propios rivales. Conduzcámonos a la victoria.

Si tenemos que conocer cómo funciona nuestro cerebro y cada parte de nuestro ser para saber más y cómo gestionar de forma adecuada nuestro cuerpo, Hagámoslo. Podemos conseguir ayuda, pero nadie va a hacer lo que corresponde a cada uno. Yo estoy convencido que Dios siempre pondrá los medios para poder tener una buena preparación y estar saludables.

Ahora, tampoco sirve cargar peso de más o algo que me impida avanzar. Necesita hacer un reconocimiento de aquellos estorbos que me impidan avanzar bien, ya sea algo que haga que me desaliente y no me haga estar estable o aquello que me separa de Dios. (Hebreos 12:1-2).

El ser atleta de la fe conlleva todo un entrenamiento para ganar, Pablo muestra que no hay que hacer esfuerzos a medias, sino esfuerzos para ser un ganador. Pues, ¿De qué sirve entrenar a otros atletas si uno no gana el premio? Debemos tener siempre en mente: Triunfar en la fe, es no ser descalificado al final, si no obtener la vida eterna que es nuestra corona incorruptible.  Hay que tener cuidado porque la salvación se puede perder.

Para cerrar este artículo, permítanme decirle que en aquella época en las olimpiadas se llevaban a cabo un entrenamiento de 10 meses para competir aproximadamente. Nosotros debemos llevar un entrenamiento todos los días, y competimos todos los días hasta que llegue el día en que obtengamos nuestro galardón.

Hermano si en los obstáculos se tropezó, levántese, límpiese el polvo y siga corriendo. Tome estos ejemplos de la Biblia. En (Hechos 9:5), vemos a Saulo dar coces contra el aguijón, estaba corriendo para el otro lado y se calló al suelo y tuvo que levantarse y correr en la dirección correcta, después de consentir en la muerte de cristianos, un blasfemo, perseguidor de la iglesia e injuriador.

 Apolos fue un hombre con mucho conocimiento pero en un momento se estaba equivocando y enseñando a medias la verdad y fue corregido, aquí lo vemos corriendo a medias, pero se enderezó, y siguió la carrera (Hechos 18:24-28). Vemos a un Marcos nombrado en (Hechos 15:38), como alguien que desertó una misión y luego vemos que fue de gran utilidad en el Ministerio para Pablo (2 Timoteo 4:9-11). Aunque hay veces que suelen existir desertores y nunca vuelven a la carrera como Demas que amó más el mundo (2 Timoteo 4:10).  

Pedro un hombre ejemplar y humilde, pues era humano y en varias ocasiones lo vemos en medio de la carrera ir con prisa o tropezar. En (Mateo 26: 69-75), lo vemos negando a Jesús, tres veces… Luego enderezó su camino y siguió la carrera.

Nosotros vemos a un Pedro siendo exhortado públicamente por el apóstol Pablo al actuar con hipocresía, había una discriminación al gentil cuando venían los judíos, puesto que eso era de condenar, osea era pecado.

Pedro hizo algo malo de forma pública y esto pudo dañar a la iglesia y a otros (Gálatas 2:11-14). Por deducción lógica no solo vemos a un Pedro humilde y que mostró cambios y actuando de forma espiritual, que no solo siguió la carrera, sino que continuó sirviendo a Dios y como un anciano (1 Pedro 5:1-4). ¿Qué gran lección bíblica verdad? Todos ellos y podría mencionar muchos en la historia de la iglesia que se han limpiado del polvo y han seguido corriendo para llegar a la meta. Usted y yo también podemos ser buenos atletas de la fe para honra y gloria de Dios. Que Dios los bendiga.




 

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